sábado, 11 de septiembre de 2010

¿Cómo dejar de fumar?, Consejos Prácticos


Cómo dejar el tabaco?


ABANDONAR el tabaco es como aprender a montar en bicicleta: el primer intento suele fracasar. De modo que si usted ha decidido romper con el vicio, tiene que estar dispuesto a realizar varias tentativas hasta lograrlo. Si tiene una recaída, no la tome como una derrota, sino como parte del aprendizaje, un pequeño retroceso en un programa que puede culminar con éxito. Veamos algunas sugerencias que han surtido efecto en otros casos, y que bien pudieran ayudarle a usted.

Prepárese mentalmente

■ Primero, convénzase de que vale la pena abandonar el tabaco. Enumere las razones, sin olvidar un solo beneficio. Una vez que lo haya dejado, se fortalecerá su resolución si repasa la lista. El mayor motivo para deshabituarse es el deseo de agradar a Dios. La Biblia indica que debemos amarlo con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, algo que resulta imposible si somos adictos al tabaco (Marcos 12:30).

■ Examine sus hábitos diarios para ver cuándo fuma y por qué lo hace. Tal vez le sea útil apuntarlo en un papel. Así podrá prever qué situaciones tentadoras afrontará una vez abandonado el vicio.

Fíjese un día

■ Determine un día para dejar de fumar (preferiblemente cuando no vaya a estar sometido a muchas tensiones exteriores), señálelo en el calendario y, cuando llegue, deje de fumar radicalmente.

■ Antes de esa fecha, deshágase de ceniceros, fósforos y encendedores y limpie toda la ropa que huela a humo.

■ Solicite a sus compañeros de trabajo, amistades y familiares que lo respalden en su lucha. No dude en solicitar que no se consuma tabaco en su presencia.

■ Planee actividades para ese día. Puede ir a lugares donde no se permita fumar, como un museo o un teatro. O hacer ejercicio: nadar, montar en bicicleta o dar una caminata.

El síndrome de abstinencia

Si usted es un fumador empedernido, probablemente pasará por el síndrome de abstinencia, con síntomas que comenzarán a sentirse a las pocas horas y que pueden incluir irritabilidad, impaciencia, hostilidad, ansiedad, depresión, insomnio, desasosiego, aumento del apetito y enormes ganas de fumar. El médico pudiera recetarle fármacos para aliviarle los síntomas. Además, puede adoptar varias medidas que le ayudarán a ganar la batalla.

■ Durante las primeras semanas (las más difíciles) ingiera alimentos bajos en calorías y beba agua en abundancia. A algunos les ha resultado útil llevar tentempiés de hortalizas crudas, como zanahorias o apio. Si hace ejercicio, contrarrestará el aumento de peso y calmará los nervios.

■ Rehúya los lugares y situaciones que le tienten.

■ Luche contra los razonamientos erróneos que pudieran inducirlo a recaer. He aquí algunas ideas habituales durante el síndrome de abstinencia: “Fumaré solo hoy para soportar este mal trago”. “Es mi único vicio.” “No puede ser tan malo como dicen, pues hay fumadores mayores de 90 años.” “De algo hay que morir.” “La vida sin tabaco es un aburrimiento.”

■ Si está a punto de darse por vencido, espere. Con solo aguardar diez minutos, es posible que se le pasen las ganas irrefrenables. A veces se hace insoportable la idea de no volver a fumar nunca. Si se siente así, concéntrese en no hacerlo solo durante ese día.

■ Si desea servir a Dios, pídale que lo asista. Nuestro amoroso Creador puede dar “ayuda al tiempo apropiado” a quienes procuran adaptar su vida a la divina voluntad (Hebreos 4:16). Pero no espere milagros. Tiene que actuar en consonancia con sus oraciones.

No deje de ser ex fumador

■ Aunque los primeros tres meses son los peores, después todavía tendrá que evitar lo más posible a los fumadores y las situaciones que lo tienten a reincidir.

■ No se engañe a sí mismo pensando que puede fumar ocasionalmente, aunque lleve sin hacerlo un año o más.

■ Resista la tentación de encender “solo un cigarrillo”. Con uno quizás baste para que luego vengan otros, y enseguida habrá echado por la borda todo su esfuerzo. Aun si se debilita y reincide una vez, no tiene por qué hacerlo otra. Si recae, vuelva a dejarlo.

Millones de fumadores se han librado del vicio. Con determinación y persistencia, usted también puede lograrlo.

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