lunes, 11 de octubre de 2010

Pasos para ser mejores Padres

Paso 1

Busque un buen consejero:

¿Por qué dar este paso? 

Puede que la primera vez que los padres sostengan en sus brazos a un hijo recién nacido los embarguen emociones encontradas. “Sentí admiración y una profunda alegría —relata Brett, un padre de Gran Bretaña—; pero también tuve la sensación de que era una responsabilidad muy pesada y que no estaba preparado para ella.” Mónica, una madre de la Argentina, dice: “Me preocupaba saber si podría satisfacer las necesidades de mi hijita y me preguntaba si lograría hacer de ella una mujer de bien”.

¿Se identifica con las alegrías y los temores de estos padres? No cabe duda de que criar un hijo es una de las tareas más difíciles —y al mismo tiempo más gratificantes— que existen. Como puntualizó un padre, “dispones de una sola oportunidad para criar a tu hijo”. En vista de que el bienestar y la felicidad de los hijos dependen en gran medida de lo que hagan los padres, usted quizás sienta la apremiante necesidad de recibir consejos fiables sobre cómo desempeñar mejor su papel.

El problema. 
Cuando se trata de la crianza de los hijos, parece que todo el mundo tiene algo que decir. Antes, los padres primerizos copiaban el ejemplo de sus propios progenitores o se guiaban por sus convicciones religiosas. Ahora, sin embargo, en numerosos países la familia está en declive y la religión ha perdido su influencia en la sociedad; de ahí que muchos recurran a profesionales en la materia. Algunas de las opiniones de estos expertos se basan en buenos principios; otras, en cambio, resultan contradictorias y pronto se quedan anticuadas.

La solución. 
Aconséjese con la Persona más entendida en el tema de la crianza de los hijos: el Creador de la vida humana, Jehová Dios (Hechos 17:26-28). Su Palabra, la Biblia, contiene consejos directos y ejemplos prácticos que pueden ayudarle a ser mejor padre o madre. Él promete: “Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti” (Salmo 32:8).

¿Qué consejos da Dios a los padres para ayudarlos a criar hijos felices?

“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.” (Proverbios: Capítulo 3: Versículo 5)

Para esto es necesario que Ud, disponga de una Biblia en su hogar, para buscar, debe tener en cuenta el Libro que se menciona Ej Probervios, posteriormente aparece el Capitulo, que es el numero más grande, y luego el versiculo que es el numero más pequeñito.

Paso 2

Haga de su casa un oasis de amor

¿Por qué dar este paso? Los niños necesitan amor, pues sin él languidecen. El antropólogo M. F. Ashley Montagu escribió en los años cincuenta: “Lo que el organismo humano más necesita para su desarrollo es nutrirse de afecto; la fuente de toda salud está en la experiencia afectiva, especialmente durante los seis primeros años de la vida”. Los investigadores modernos coinciden con la conclusión de Montagu de que los niños “sufren graves mutilaciones [emocionales] cuando se les da una dieta de afecto inadecuada”.

El problema. 
 
La vida en este mundo desamorado y egoísta provoca muchas tensiones en el seno familiar (2 Timoteo 3:1-5). Las presiones económicas y emocionales que conlleva la crianza de los hijos agravan los problemas en el matrimonio. Por ejemplo, las diferencias de opinión sobre la manera de disciplinar y premiar a los hijos pueden aumentar la tirantez entre dos personas que ya de por sí tienen dificultades para comunicarse.
 
La solución
 
Planifique regularmente actividades en familia. Las parejas también necesitan apartar tiempo para estar a solas (Amós 3:3). Utilicen bien el tiempo de que disponen después de que los niños se van a la cama. No dejen que la televisión les robe tan valiosos momentos. Mantengan vivo el romanticismo expresándose cariño constantemente (Proverbios 25:11; El Cantar de los Cantares 4:7-10). Y en vez de estar siempre “señalando faltas”, busquen a diario maneras de alabar a su cónyuge (Salmo 103:9, 10; Proverbios 31:28).
 
Dígales a sus hijos que los ama. Jehová dio el ejemplo al expresar abiertamente el cariño que sentía por su Hijo, Jesús (Mateo 3:17; 17:5). Fleck, un padre de Austria, dice: “He aprendido que los hijos son un tanto como las flores, que buscan el Sol para que les dé luz y calor. Los hijos acuden a sus padres para recibir amor y la confirmación de que son miembros valiosos de la familia”.
 
Sea que tenga cónyuge o que su familia sea monoparental, si enseña a los suyos a amarse mutuamente y a amar a Dios, su vida familiar experimentará una mejora sustancial.
 
Ahora bien, ¿qué dice la Palabra de Dios sobre el modo de ejercer los padres la autoridad?

“El amor es un vínculo perfecto de unión.” (Colosenses 3:14).
 
 
Paso 3
Ejerza su autoridad

 
¿Por qué dar este paso? 
 
Ciertos estudios muestran que “los hijos criados por padres amorosos y que hacen valer su autoridad —aquellos que apoyan a sus hijos y al mismo tiempo establecen límites definidos— sobresalen académicamente, desarrollan mejores habilidades sociales, se sienten satisfechos consigo mismos y son, por regla general, más felices que aquellos cuyos padres son demasiado blandos o excesivamente severos”, informa la revista Parents.

El problema. 
 
Desde la infancia hasta la adolescencia, los hijos desafiarán el derecho que tiene usted a ejercer autoridad sobre ellos. “Los niños aprenden rápido a detectar cuándo temen los padres afirmarse en su autoridad y cuándo puede uno confiar en que se rindan”, escribe John Rosemond en su libro ¡Los padres al poder! Y añade: “Nunca debe caber la duda de a quién le corresponde llevar la batuta. [...] ‘Cuando el padre no manda, el niño se desmanda.’”.

La solución. 
 
No crea que si ejerce su autoridad, sus hijos se alejarán de usted o que anulará por completo su personalidad. Jehová Dios, el Autor de la vida familiar, no se ha propuesto que los hijos tengan voz y voto en la dirección de la familia; todo lo contrario: ha conferido a los padres una posición de autoridad, y manda a los hijos que “sean obedientes a sus padres” (Efesios 3:14, 15; 6:1-4).

Se puede ejercer autoridad sin ser un tirano. ¿Cómo? Siguiendo el ejemplo de Jehová. Él tiene el poder para obligar a sus hijos humanos a hacer su voluntad, y sin embargo, apela a lo bueno que hay en nosotros. “¡Oh, si realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río”, dice su Palabra (Isaías 48:18). Jehová quiere que le obedezcamos por amor, y no por temor morboso (1 Juan 5:3). Es razonable en lo que pide de nosotros y sabe que nos irá bien si seguimos sus normas morales (Salmo 19:7-11).

¿Cómo conseguirá la confianza necesaria para ejercer equilibradamente su autoridad? Primero, tiene que estar convencido de que eso es lo que Dios espera de usted. Y segundo, debe tener la certeza de que cumplir las normas morales de Dios es el mejor camino que usted y sus hijos pueden seguir (Romanos 12:2).

¿Cuál es una manera concreta de ejercer su autoridad?

“Corrige a tu hijo [...]: entonces te dará grandes alegrías.” (Proverbios 29:17, La Nueva Biblia Latinoamérica, 2004)



sábado, 11 de septiembre de 2010

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?




AÑOS atrás solía llamársele “fatiga de combate”, y los estudios realizados se centraban casi siempre en los veteranos de guerra. En la actualidad la situación es muy diferente: no hay que ser soldados para que se nos diagnostique tal enfermedad, sino simplemente supervivientes de un suceso traumático.

Entre los detonantes figuran desde una guerra hasta un accidente automovilístico, pasando por un intento de violación. Un informe del National Center for PTSD (Centro Nacional del Trastorno de Estrés Postraumático) de Estados Unidos lo expresa así: “Para que se emita un diagnóstico de esta índole, la persona tiene que haber sufrido una situación traumática” que haya “puesto en peligro real o potencial su integridad FÍSICA”.

Jane, mencionada en el artículo anterior, relata: “Ahora sé que el terror repentino hace que ciertas hormonas se disparen, lo que ocasiona un estado de hipervigilancia. Los niveles hormonales suelen volver a la normalidad cuando ya no hay peligro, pero se mantienen altos en los que padecen el trastorno”. Aunque el incidente pasó, todo indicaba que el pavor de aquellos momentos se resistía a abandonar la mente de Jane, como un inquilino indeseable que no hace caso de una orden de desahucio.

Si usted ha sufrido un trauma y experimenta secuelas similares, es importante que entienda que no es el único. Linda E. Ledray, autora de un libro sobre los efectos de las violaciones, aclara en él que este desorden “es una reacción frecuente observada en personas normales que han vivido una situación aterradora sobre la que no tenían control”.

Sin embargo, el hecho de que sea frecuente no significa que todos los supervivientes de una tragedia reaccionen así. Ledray señala: “Un estudio realizado en 1992 indicó que, una semana después de ser violadas, el 94% de las víctimas presentaban los síntomas del trastorno de estrés postraumático, y a las doce semanas, el 47%. La mitad de las mujeres atendidas en 1993 en el Sexual Assault Resource Service de Minneapolis [un centro de asesoramiento] sufrían el síndrome un año después de la violación”.

Según tales estadísticas, la enfermedad es mucho más común de lo que imagina la mayoría de la gente y afecta a toda clase de personas que pasan por trances de diversos tipos. Los escritores Alexander C. McFarlane y Lars Weisaeth dicen: “Las últimas investigaciones demuestran que los sucesos traumáticos afectan a menudo tanto a civiles en tiempo de paz como a soldados y víctimas de la guerra, y muchos de ellos desarrollan el mal”. Hasta operaciones quirúrgicas o infartos han sido el desencadenante en algunos casos.

“Se ha convertido en un trastorno común”, dicen los escritores citados, y añaden: “Una encuesta realizada al azar entre 1.245 adolescentes estadounidenses indicó que el 23% había sido víctima de agresiones físicas o sexuales, además de presenciar actos violentos contra otras personas. De estos, a 1 de cada 5 se le diagnosticó el TEPT, lo que pone de manifiesto que cerca de un millón setenta mil jóvenes lo padecen”.

Si los cálculos son exactos, implicaría que existe un sinfín de adolescentes afectados en un solo país. ¿Cómo ayudar a estos jóvenes y a los muchos millones de otras víctimas de todo el mundo?

¿Qué puede hacerse?

Si cree que usted o algún conocido suyo sufre del trastorno de estrés postraumático, le ofrecemos varias sugerencias:

No se retenga de animar al paciente. Si algún ser querido está lidiando con los horribles recuerdos de un suceso traumático, tenga presente que no está reaccionando de forma exagerada ni siendo difícil adrede. El embotamiento emocional, la ansiedad o la ira tal vez impidan que responda a su apoyo como a usted le gustaría. Pero no se dé por vencido, pues la Biblia dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia” (Proverbios 17:17).

El paciente ha de reconocer y eludir remedios que causen mayor perjuicio. Entre ellos figuran el uso de drogas ilegales y el abuso de las bebidas alcohólicas. Aunque quizás el alcohol y las drogas aporten cierto alivio transitorio, al poco tiempo empeoran la situación, pues suelen fomentar aislamiento social, rechazo a los que desean ayudar, adicción al trabajo, ataques de ira descontrolados, desequilibrios en la ingestión de alimentos u otras conductas autodestructivas.

Consulte a un médico competente. Quizá no sufra el trastorno de estrés postraumático, pero en caso afirmativo, existen terapias eficaces. Si recibe atención de un profesional, sea sincero con él y pídale asistencia para superar cualquiera de los comportamientos mencionados.

Recuerde: las lesiones físicas son a menudo las primeras en sanar, pero quienes padecen esta enfermedad quizá tengan diferentes clases de heridas físicas, mentales y emocionales. En el próximo artículo se analizará qué más pueden hacer los enfermos en pro de su recuperación y cómo pueden colaborar las personas que los rodean. También se hablará de la esperanza que hay para las víctimas.



Los síntomas del TEPT

Muchas víctimas de sucesos traumáticos los reviven en su mente sin poder, por lo general, controlarlos o evitarlos. Algunos de los síntomas son:

• Reviviscencias: la sensación de que el trauma se repite

• Pesadillas

• Tendencia a sufrir grandes sobresaltos ante un ruido fuerte o cuando alguien se les acerca inesperadamente por la espalda

• Temblores y sudoración

• Palpitaciones y problemas para respirar

• Malestar psicológico intenso cuando algo que ven, oyen, palpan, huelen o gustan les recuerda la situación traumática

• Ansiedad o temor: la sensación de volver a estar en peligro

• Problemas para controlar emociones como la ansiedad, la ira y la irritación, al exponerse a hechos que recuerdan el suceso traumático

• Dificultad para concentrarse o pensar con claridad

• Dificultad para conciliar el sueño o dormir

• Agitación y constante estado de hipervigilancia

• Evasión de estímulos o embotamiento emocional

• Dificultad para sentir amor y emociones intensas

• Sensación de que el entorno es extraño o irreal

• Pérdida de interés en actividades de las que antes se disfrutaba

• Dificultad para recordar aspectos importantes del hecho traumático

• Abstracción de la vida que les rodea

¿Cómo Proteger los dientes de su bebe?



Proteja los delicados dientes de su bebé

¿A QUÉ edad se le empezaron a formar los dientes? Tal vez le sorprenda enterarse de que el proceso comenzó mientras usted todavía estaba en la matriz de su madre, probablemente incluso antes de que ella supiera que estaba embarazada. De ahí la importancia de que la mujer encinta obtenga una cantidad adecuada de nutrientes, entre ellos calcio, fósforo, proteínas y vitaminas.

¿Y una vez nacida la criatura? Según los especialistas, los niños criados con biberón son particularmente vulnerables a la caries, la cual suele comenzar en los incisivos superiores. Pero ¿por qué se les carian los dientes? Algunos bebés suelen dormirse con un biberón de leche, jugo, agua azucarada o refresco en la boca. Estos líquidos fermentables contienen carbohidratos que fomentan la proliferación de las bacterias, las cuales, a su vez, producen ácidos dañinos para los dientes de la criatura, sobre todo si permanecen en la boca durante toda la noche. Algunos casos graves de caries ocasionan la pérdida prematura de los dientes de leche, lo cual perjudica el desarrollo de la dentadura permanente.

¿Qué pueden hacer los padres para proteger los delicados dientes de su bebé? Se recomienda la lactancia materna, en especial porque la leche de la madre es estéril y rica en anticuerpos. No obstante, si se recurre al biberón, los expertos aconsejan dejar de usarlo cuando la criatura tenga dieciocho meses. También insisten en que solo se utilice el biberón para alimentar al bebé, no como chupete. Y en caso de acostarle con un biberón, lo mejor es que contenga agua sola. Además, después de cada comida es conveniente limpiarle los dientes con un paño suave y limpio.

La caries precoz es evitable. Pero se requiere un cuidado dental adecuado, sí, y desde la más tierna infancia.

¿Cómo dejar de fumar?, Consejos Prácticos


Cómo dejar el tabaco?


ABANDONAR el tabaco es como aprender a montar en bicicleta: el primer intento suele fracasar. De modo que si usted ha decidido romper con el vicio, tiene que estar dispuesto a realizar varias tentativas hasta lograrlo. Si tiene una recaída, no la tome como una derrota, sino como parte del aprendizaje, un pequeño retroceso en un programa que puede culminar con éxito. Veamos algunas sugerencias que han surtido efecto en otros casos, y que bien pudieran ayudarle a usted.

Prepárese mentalmente

■ Primero, convénzase de que vale la pena abandonar el tabaco. Enumere las razones, sin olvidar un solo beneficio. Una vez que lo haya dejado, se fortalecerá su resolución si repasa la lista. El mayor motivo para deshabituarse es el deseo de agradar a Dios. La Biblia indica que debemos amarlo con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, algo que resulta imposible si somos adictos al tabaco (Marcos 12:30).

■ Examine sus hábitos diarios para ver cuándo fuma y por qué lo hace. Tal vez le sea útil apuntarlo en un papel. Así podrá prever qué situaciones tentadoras afrontará una vez abandonado el vicio.

Fíjese un día

■ Determine un día para dejar de fumar (preferiblemente cuando no vaya a estar sometido a muchas tensiones exteriores), señálelo en el calendario y, cuando llegue, deje de fumar radicalmente.

■ Antes de esa fecha, deshágase de ceniceros, fósforos y encendedores y limpie toda la ropa que huela a humo.

■ Solicite a sus compañeros de trabajo, amistades y familiares que lo respalden en su lucha. No dude en solicitar que no se consuma tabaco en su presencia.

■ Planee actividades para ese día. Puede ir a lugares donde no se permita fumar, como un museo o un teatro. O hacer ejercicio: nadar, montar en bicicleta o dar una caminata.

El síndrome de abstinencia

Si usted es un fumador empedernido, probablemente pasará por el síndrome de abstinencia, con síntomas que comenzarán a sentirse a las pocas horas y que pueden incluir irritabilidad, impaciencia, hostilidad, ansiedad, depresión, insomnio, desasosiego, aumento del apetito y enormes ganas de fumar. El médico pudiera recetarle fármacos para aliviarle los síntomas. Además, puede adoptar varias medidas que le ayudarán a ganar la batalla.

■ Durante las primeras semanas (las más difíciles) ingiera alimentos bajos en calorías y beba agua en abundancia. A algunos les ha resultado útil llevar tentempiés de hortalizas crudas, como zanahorias o apio. Si hace ejercicio, contrarrestará el aumento de peso y calmará los nervios.

■ Rehúya los lugares y situaciones que le tienten.

■ Luche contra los razonamientos erróneos que pudieran inducirlo a recaer. He aquí algunas ideas habituales durante el síndrome de abstinencia: “Fumaré solo hoy para soportar este mal trago”. “Es mi único vicio.” “No puede ser tan malo como dicen, pues hay fumadores mayores de 90 años.” “De algo hay que morir.” “La vida sin tabaco es un aburrimiento.”

■ Si está a punto de darse por vencido, espere. Con solo aguardar diez minutos, es posible que se le pasen las ganas irrefrenables. A veces se hace insoportable la idea de no volver a fumar nunca. Si se siente así, concéntrese en no hacerlo solo durante ese día.

■ Si desea servir a Dios, pídale que lo asista. Nuestro amoroso Creador puede dar “ayuda al tiempo apropiado” a quienes procuran adaptar su vida a la divina voluntad (Hebreos 4:16). Pero no espere milagros. Tiene que actuar en consonancia con sus oraciones.

No deje de ser ex fumador

■ Aunque los primeros tres meses son los peores, después todavía tendrá que evitar lo más posible a los fumadores y las situaciones que lo tienten a reincidir.

■ No se engañe a sí mismo pensando que puede fumar ocasionalmente, aunque lleve sin hacerlo un año o más.

■ Resista la tentación de encender “solo un cigarrillo”. Con uno quizás baste para que luego vengan otros, y enseguida habrá echado por la borda todo su esfuerzo. Aun si se debilita y reincide una vez, no tiene por qué hacerlo otra. Si recae, vuelva a dejarlo.

Millones de fumadores se han librado del vicio. Con determinación y persistencia, usted también puede lograrlo.

sábado, 8 de mayo de 2010

La Depresión ¿Cómo superar sus sintomas?. Tipos de depresión









Síntomas de la depresión

“CUANDO tenía 12 años, desperté una mañana y me senté al borde de la cama preguntándome si iba a morir ese día.” James, que para ese entonces ya padecía depresión mayor, o grave, cuenta treinta años después: “He luchado con esta enfermedad emocional y mental todos los días de mi vida”. Durante su juventud experimentó sentimientos de inutilidad tan intensos que rompió todas las fotos de su infancia. “Creía que no servía de nada guardar recuerdos míos”, confiesa.

Como todos nos hemos sentido tristes de vez en cuando, pudiéramos pensar que sabemos lo que es estar deprimido. Pero ¿qué síntomas produce la depresión clínica?

Un trastorno cruel

La depresión clínica es más que un simple arrebato de tristeza melancólica, se trata de un grave trastorno que a menudo interfiere en el desempeño de las actividades cotidianas.

Por ejemplo, Álvaro lleva más de cuarenta años sufriendo “temor, confusión mental, angustia y una profunda tristeza”. Nos cuenta: “La depresión hacía que las opiniones de los demás me afectaran mucho. Siempre me echaba la culpa de todo lo que salía mal”. Para él, la depresión es “sentir un dolor terrible sin saber dónde, un gran temor sin saber por qué y, lo peor de todo, no tener ningún deseo de hablar de ello”. En la actualidad se siente mejor, y conoce la causa de sus síntomas. Dice: “Me consuela saber que otros están pasando por lo mismo que yo”.

María, una brasileña de 49 años, sufría de depresión con síntomas de insomnio, dolor, irritabilidad y “una infinita tristeza”. Cuando se le diagnosticó, se sintió aliviada porque al fin había descubierto el origen de su tormento. “Pero entonces me preocupé mucho —explica—, porque pocos entienden esta enfermedad y se mira mal a quienes la padecen.”

“Sin ninguna razón aparente”

Aunque a veces la depresión tiene una causa obvia, a menudo se infiltra en la vida de la persona sin previo aviso. “Un nubarrón de tristeza ensombrece de pronto tu existencia sin ninguna razón aparente —comenta Richard, de Sudáfrica—. No se ha muerto ningún conocido ni ha sucedido ninguna desgracia, pero el desánimo y la apatía se apoderan de uno. Y lo malo es que no hay nada que se lleve ese nubarrón. Te sumes en la desesperación y no sabes por qué.”

La depresión no es ninguna deshonra. Pero Ana, que también vive en Brasil, se sintió abochornada cuando le diagnosticaron depresión. “La verdad es que ya han pasado ocho años y todavía me avergüenzo de mí misma”, admite. Lo que más le cuesta dominar es la angustia emocional. “A veces —explica—, es tanto el sufrimiento que me duelen todos los músculos.” En tales ocasiones le resulta casi imposible levantarse de la cama. Y luego están los ataques de llanto. Ella dice: “Sollozo con tanta intensidad y quedo tan extenuada que me parece que no me circula la sangre”.

La Biblia reconoce que uno puede deprimirse hasta un grado peligroso. Por ejemplo, el apóstol Pablo temió que cierto hombre pudiera ser “tragado por hallarse demasiado triste” o se hundiera “en una excesiva depresión” (2 Corintios 2:7; Comentario al Nuevo Testamento, de William Barclay). Algunas personas deprimidas se sienten tan angustiadas que preferirían dejar de existir; llegan a pensar como el profeta Jonás, que escribió: “Mejor es mi morir que mi estar vivo” (Jonás 4:3).

Entonces, ¿qué pueden hacer los que sufren depresión para tratar y sobrellevar esta penosa enfermedad?



Opciones útiles

Existen varios tratamientos para la depresión, según la gravedad y los síntomas de cada caso. El médico de cabecera puede ser de gran ayuda, aunque a veces hará falta acudir a un especialista. Es posible que se recete un antidepresivo u otro tipo de tratamiento. Hay quienes han obtenido buenos resultados con la fitoterapia (medicina herbaria), siguiendo cierta dieta o realizando un programa de ejercicios supervisado.

Situaciones comunes

1. Amigos bienintencionados con poca o ninguna preparación médica pudieran decirle al enfermo qué tratamiento debería aceptar o rechazar. Es posible que tengan opiniones muy definidas a favor de la fitoterapia, de ciertos medicamentos o que se opongan a todo tipo de tratamiento.

Sugerencia: No acepte cualquier consejo. Recurra a fuentes confiables para informarse bien y tome una decisión razonada.

2. El desánimo lleva a algunos pacientes a descontinuar el tratamiento por los efectos secundarios que produce o porque les parece que no se recuperan.

Sugerencia: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro” (Proverbios 15:22). De este consejo se desprende que si usted mantiene una buena comunicación con su médico, es más probable que obtenga resultados favorables. Por tanto, cuéntele con franqueza lo que le preocupa y los síntomas que tiene, y pregúntele si necesita modificar el tratamiento o simplemente seguirlo un poco más de tiempo.

3. El exceso de confianza hace que algunos pacientes interrumpan su tratamiento a las pocas semanas de empezarlo porque se sienten mejor. Olvidan lo mal que se encontraban antes de medicarse.

Sugerencia: No deje la medicación de golpe, pues podría sufrir consecuencias graves e incluso mortales. Siempre consulte a su médico.

Aunque la Biblia no es un libro de medicina, su Autor, Jehová Dios, es nuestro Creador, y como tal, puede ofrecer consuelo y guía a los que sufren depresión y a quienes los atienden.



Cada quien debe evaluar con cuidado sus opciones antes de decidir cuál seguirá.



TIPOS DE DEPRESIÓN

Para que un tratamiento médico sea eficaz, se ha de tener presente el tipo de depresión.

▪ La depresión mayor, o grave, tiene síntomas agudos que pueden durar seis meses o más si no se tratan e interferir en casi todos los aspectos de la vida del paciente.

▪ El trastorno bipolar se conoce también como depresión maníaca. Quienes lo padecen experimentan emociones extremas que oscilan entre períodos prolongados de intensa hiperactividad (manía) y abrumadores bajones (depresión) (véase el artículo “Vivir con un trastorno del ánimo”, en el número del 8 de enero de 2004 de esta revista).

▪ La distimia es un tipo de depresión más leve; con todo, sus síntomas interfieren en la vida normal del paciente. Hay quienes también experimentan períodos intermitentes de depresión grave.

▪ La depresión posparto es un estado emocional debilitante que afecta a muchas madres después de dar a luz (véase el artículo “¿Qué es la depresión posparto?”, en el número del 8 de junio de 2003 de esta revista).

▪ El trastorno afectivo estacional se presenta como resultado de la falta de luz solar durante el otoño y el invierno. Suele desaparecer en la primavera y el verano.

Problemas de Aprendizaje en los niños ¿Qué hacer?










Steven no lee bien. Cuando le toca leer delante de la clase, le da dolor de barriga.

A pesar de la ayuda de su maestra, María escribe con dificultad, y le lleva horas acabar los deberes.

Noah repasa la lección muchas veces, pero como no logra aprendérsela, saca malas notas.

STEVEN, María y Noah tienen problemas de aprendizaje. Entre este tipo de trastornos, uno de los más comunes es el que dificulta la lectura y comprensión del lenguaje escrito. Por ejemplo, quienes sufren dislexia tienden a confundir letras similares. Otros problemas son la disgrafía (relacionada con la escritura) y la discalculia (que tiene que ver con los números). No obstante, cabe decir que la mayoría de los niños afectados poseen una inteligencia promedio o superior a la normal.

Algunos síntomas característicos de los problemas de aprendizaje son los siguientes: retraso en aprender a hablar, dificultad para rimar palabras, pronunciación incorrecta, habla infantil, dificultad para reconocer letras y cifras, incapacidad para pronunciar ciertas letras en palabras fáciles, confusión entre palabras parecidas y dificultad para seguir instrucciones.

Qué hacer

¿Qué puede hacer un padre si su hijo parece tener un problema de aprendizaje? Antes que nada, llévelo al médico para asegurarse de que ve y oye bien. Luego, busque la opinión de un pediatra. Si su hijo tiene problemas de aprendizaje, necesitará todo su apoyo. Y recuerde que la inteligencia del pequeño no está poniéndose en duda.

Aproveche los programas especiales que le ofrezca la escuela, como la atención individualizada. Pida la colaboración de los maestros para que, por ejemplo, el niño se siente en las filas delanteras y le concedan más tiempo para terminar los trabajos de la clase. Sería bueno que el profesor le diera las instrucciones por escrito y de palabra, y que le hiciera los exámenes oralmente. Los niños con estos problemas son olvidadizos y desorganizados, así que no vendría mal tener un segundo juego de libros en casa. Si es posible, también podrían disponer, sea en clase o en casa, de un procesador de textos con corrector ortográfico para hacer los trabajos.

Es muy conveniente que el niño disléxico lea en voz alta, de modo que siéntese a leer con su hijo un ratito al día, así podrá aconsejarlo y corregirlo. Lea usted primero y permita que él siga la lectura. Luego, lean el mismo texto a la vez. Acto seguido, pídale que lo lea él solo y que utilice una regla al pie de la línea que va leyendo. Si encuentra palabras difíciles, que las marque con un rotulador. No le tomará más de quince minutos.

Los números pueden practicarse, por ejemplo, midiendo las cantidades de una receta de cocina, usando un metro en trabajos manuales o yendo de compras. Las hojas cuadriculadas y los dibujos pueden servirle a la hora de resolver problemas matemáticos. En cuanto a la caligrafía, pruebe con papel de renglones amplios y lápices gruesos. Puede valerse de una pizarra con letras magnéticas para enseñarle a deletrear.

Hay también buenas estrategias para trabajar con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención. Antes de hablarle a un niño con este problema, pídale que le mire a los ojos. Asegúrese de que tenga un lugar tranquilo para hacer sus deberes y déjelo descansar a menudo. Canalice su hiperactividad mandándole tareas activas, como sacar a pasear al perro.

Se puede salir adelante

Fomente los puntos fuertes del niño, como cualquier destreza o talento que posea. Elogie y premie todo logro conseguido, por insignificante que parezca. Divida los trabajos en etapas pequeñas, de manera que el niño pueda ir alcanzándolas progresivamente. Así aumentará su autoestima. Dibuje los pasos que debe seguir para realizar su tarea.

El objetivo principal es que su hijo domine los conceptos básicos de la lectura, la escritura y las matemáticas. Tenga la seguridad de que con la motivación y la ayuda necesarias, su hijo puede aprender, aunque tenga que hacerlo con métodos alternativos y le lleve más tiempo.



Los problemas de aprendizaje suelen asociarse con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención, caracterizado por conducta impulsiva e hiperactiva y dificultad de concentración
Utilizaremos el género masculino porque los varones son tres veces más propensos a padecer dislexia e hiperactividad.




sábado, 13 de marzo de 2010

EL DIVORCIO Y LOS EFECTOS NEGATIVOS SOBRE LA FAMILIA



La amarga cosecha del divorcio



NO SON los abogados ni los amigos ni los medios de comunicación ni los "expertos" quienes tienen que pagar el precio del divorcio; son las parejas que se divorcian —y sus hijos— quienes finalmente pagan la cuenta. Lejos de ser una experiencia liberadora, el divorcio puede exigir el pago de un precio muy elevado.



Diane Medved admite en su libro TheCaseAgainstDivorce que en un principio tenía la intención de escribir una obra "moralmente neutral" respecto al divorcio, pero se vio obligada a cambiar de idea. ¿Por qué? Ella contesta: "Muy sencillo: mis investigaciones me permitieron descubrir que tanto el proceso que conduce al divorcio como las secuelas de este producen unos efectos tan catastróficos —en el cuerpo, la mente y el espíritu—, que en un número enorme de casos, el ‘remedio’ es sin duda mucho peor que la ‘enfermedad’ que atraviesa el matrimonio".



Ann, la mujer mencionada en el artículo anterior, opina lo mismo: "Pensaba que el divorcio sería una liberación. Creía que me sentiría bien si conseguía salir de este matrimonio. Pero el dolor que sentía antes del divorcio al menos me hacía ver que estaba viva. Una vez que me divorcié, ni siquiera me sentía viva. El vacío era tan grande, que me daba la sensación de que simplemente no existía. Fue terrible. Es imposible describir con palabras lo vacía que me sentía". Después del divorcio, las vagas promesas de libertad y frenesí se evaporan en las crudas realidades de la vida cotidiana y la lucha por sobrevivir.



La dura realidad es que las consecuencias del divorcio pueden ser dolorosas y duraderas, incluso cuando existe base legítima para él. De modo que cualquiera que esté pensando en dar este paso tan drástico haría bien en seguir primero el consejo de Jesús de ‘calcular los gastos’. (Lucas 14:28.) ¿Cuáles son, específicamente, algunos de esos gastos, es decir, algunas de las dolorosas consecuencias del divorcio?



Efectos emocionales y morales



Un estudio reciente que apareció en la publicación JournalofMarriageandtheFamily indicó que el divorcio está vinculado a la infelicidad y la depresión. Las personas divorciadas tienen más probabilidades de sentirse deprimidas, y las que se han divorciado más de una vez solían sentirse deprimidas con más frecuencia. La socióloga Lenore Weitzman dice en su libro TheDivorceRevolution que los índices más elevados de admisión en centros psiquiátricos se dan entre los divorciados y los separados; es también en estos colectivos donde se dan los índices más elevados de enfermedad, muerte prematura y suicidio.



Tras efectuar un estudio entre unas doscientas personas, Diane Medved descubrió que el divorcio dejaba a los hombres y a las mujeres afectados emocionalmente durante un promedio de siete años, y en el caso de algunos, durante décadas. Lo que el divorcio no afectó —según pudo ver— fue el patrón de vida nocivo que condujo a la pareja a acabar con su matrimonio. No es de extrañar, entonces, que exista una mayor probabilidad de fracaso en las segundas nupcias que en las primeras.



El divorcio no contribuye a que mejore el comportamiento; al contrario, muchas veces tiene un efecto sumamente negativo en la moralidad. Los investigadores han descubierto que la mayoría de los hombres y las mujeres experimentan una especie de segunda adolescencia durante un breve período de tiempo después del divorcio. Saborean su libertad recién obtenida yendo en pos de una aventura romántica tras otra a fin de levantar su decaído amor propio o de aliviar su soledad. Ahora bien, salir con alguien del sexo opuesto por razones tan egoístas puede conducir a inmoralidad sexual, conducta que por sí sola ya resulta en una larga lista de consecuencias trágicas. Y puede ser muy perjudicial para los hijos, hasta un verdadero trauma, ver a sus padres actuar de esa forma.



No obstante, con demasiada frecuencia, las parejas que se divorcian ya han asimilado la propaganda del mundo de que sus propios intereses y necesidades son lo primero. Eso hace que se endurezcan y ya no piensen en el dolor que causarán en la vida de los que los rodean —sus hijos, sus padres o sus amigos—. Algunos olvidan que Dios también puede sentirse herido cuando se pasan por alto Sus normas. (Compárese con el Salmo 78:40, 41; Malaquías 2:16.) Por otra parte, el divorcio también puede ser un proceso lleno de rencores, sobre todo cuando degenera en batallas legales por conseguir la custodia de los hijos y la propiedad de los bienes.



Catástrofe económica



Lenore Weitzman también llegó a la conclusión de que en Estados Unidos el divorcio es una "catástrofe económica" para las mujeres. Sus fondos para cosas tan esenciales como el alimento, la vivienda y la calefacción quedan reducidos, como promedio, a la mitad. Ella descubrió que el nivel de vida de estas mujeres se redujo de golpe después del divorcio ¡nada menos que en un 73%!



Se había imaginado que las modernas y "entendidas" leyes del divorcio protegerían a las mujeres. Descubrió, sin embargo, que ellas decían sentirse desesperadas y desvalidas después de la ruptura matrimonial. Contaban que de pronto tuvieron que recurrir a programas benéficos, cupones para comida, centros de acogida y comedores de beneficencia. Por lo menos el 70% de las mujeres que entrevistó reconocieron que estaban preocupadas continuamente por conseguir los ingresos suficientes para vivir. Algunas se sentían aterrorizadas, frustradas y hasta prisioneras con sus hijos, sin tiempo para sí mismas.



Un joven al que llamaremos Tom, cuyos padres se divorciaron cuando él tenía ochos años, recuerda: "Después que papá se marchó, bueno, siempre teníamos comida, pero de pronto una lata de cualquier refresco se convirtió en un lujo. No podíamos comprar ropa nueva. Mamá tenía que confeccionarnos las camisas. Cuando miro las fotos de esa etapa de nuestra niñez, no veo más que escenas tristes y rostros demacrados".



Como en la mayoría de los casos es la mujer quien recibe la custodia de los hijos y muchos padres no pagan la pensión alimenticia fijada por el tribunal —que con frecuencia ni siquiera cubre las necesidades mínimas—, es más probable que el divorcio empobrezca a las mujeres que a los hombres. De todas formas, no puede decirse tampoco que el divorcio enriquezca a los hombres. El libro DivorcedFathers (Padres divorciados) indica que solo los gastos legales pueden exigir el desembolso de la mitad de los ingresos netos anuales de un hombre. Además, el divorcio también es devastador emocionalmente para los maridos y padres. Muchos se desesperan al verse relegados a una posición de simples visitantes en la vida de sus hijos.



¡Proteja su matrimonio!



No es extraño, por tanto, que en un estudio efectuado entre personas que llevaban un año divorciadas, el 81% de los maridos/padres y el 97% de las esposas/madres admitieran que el divorcio posiblemente había sido un error y que deberían haberse esforzado más por conseguir que su matrimonio marchase bien. Asimismo, cada vez son más los "expertos" que se están volviendo atrás desesperadamente de las actitudes desdeñosas que en un tiempo adoptaron respecto al matrimonio. El periódico LosAngelesTimes dijo hace poco: "Tras más de veinticinco años de observar los resultados, muchos terapeutas [...] están haciendo un mayor esfuerzo por salvar matrimonios".



Por supuesto, para los "expertos" es muy fácil volverse atrás. En realidad, no tienen más que decir: "¡Cuánto lo siento!", y empezar a dar consejos distintos. Pero para los miles de personas que siguieron sus anteriores consejos no es tan fácil. Con todo, las víctimas del divorcio pueden aprender importantes lecciones de su amarga experiencia, como la que se resume en el Salmo 146:3, 4: "No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos".

http://www.watchtower.org/

jueves, 25 de febrero de 2010

Obesidad Infantil: Problema con solución




EN MUCHOS países, la obesidad entre la población infantil se ha convertido en una epidemia. La Organización Mundial de la Salud calcula que unos veintidós millones de niños menores de cinco años padecen sobrepeso.



Una encuesta de ámbito nacional realizada en España reveló que 1 de cada 3 niños padece sobrepeso u obesidad. En Australia, la obesidad infantil se multiplicó por tres en solo diez años, de 1985 a 1995. Y en Estados Unidos, la cifra de niños obesos de 6 a 11 años es más de tres veces superior a la de hace treinta años.



La obesidad infantil también se está extendiendo a los países en vías de desarrollo. Según la Comisión Internacional contra la Obesidad, en algunas partes de África hay más niños obesos que desnutridos. En el año 2007, México tenía la segunda tasa más alta de obesidad infantil, solo inferior a la de Estados Unidos. Se dice que tan solo en Ciudad de México el 70% de los niños y adolescentes padecen sobrepeso u obesidad. El doctor Francisco González, cirujano pediatra, advierte de que esta pudiera ser “la primera generación en morir antes que sus padres, por complicaciones derivadas de la obesidad”.



¿Cuáles son dichas complicaciones? Por mencionar tres: diabetes, presión arterial elevada y enfermedades cardíacas. Anteriormente, estos trastornos se consideraban casi exclusivos de los adultos, pero según el Instituto de Medicina de Estados Unidos, el 30% de los niños y el 40% de las niñas que nacieron en este país en el año 2000 corren el riesgo de padecer alguna vez en su vida diabetes de tipo 2 relacionada con la obesidad.



Las encuestas muestran una tendencia preocupante entre la población infantil: el aumento de las tasas de obesidad está conduciendo a un aumento de las tasas de presión arterial. “A menos que se contrarreste esta tendencia [...], podríamos vernos ante una explosión de nuevos casos de enfermedades cardiovasculares en jóvenes y en adultos”, advierte la doctora Rebecca Din-Dzietham, de la Escuela de Medicina Morehouse de la ciudad de Atlanta (Georgia, Estados Unidos).


Factores Implicados

¿Qué hay detrás de esta epidemia global de obesidad infantil? Aunque pudiera haber cierta predisposición genética, el alarmante aumento de la obesidad en décadas recientes parece indicar que esa no es la única causa. Stephen O’Rahilly, profesor de Bioquímica Clínica y Medicina en la Universidad de Cambridge (Inglaterra), asegura: “No hay ningún factor genético que pueda explicar el aumento de la obesidad. Nuestros genes no pueden cambiar en treinta años”.



La Clínica Mayo, de Estados Unidos, afirma lo siguiente respecto a las causas: “Aunque hay algunos factores genéticos y hormonales que contribuyen a la obesidad infantil, en muchos casos el exceso de peso se debe a que los niños comen demasiado y hacen muy poco ejercicio”. A continuación se mencionan dos ejemplos del cambio experimentado en los hábitos alimentarios.



En primer lugar, como los padres que trabajan tienen menos tiempo y energía para cocinar, cada vez se recurre más a la comida rápida, y por todo el mundo se han multiplicado los restaurantes que la preparan. Un estudio reveló que casi una tercera parte de los estadounidenses de 4 a 19 años de edad ingieren comida rápida todos los días. Por lo general, este tipo de alimentos contienen muchas grasas y azúcares y se ofrecen en raciones tentadoramente grandes.



En segundo lugar, los refrescos han reemplazado a la leche y al agua como bebida favorita. Por ejemplo, los mexicanos cada año gastan más en refrescos, especialmente de cola, que en el conjunto de los diez alimentos básicos. Según el libro Overcoming Childhood Obesity (Cómo superar la obesidad infantil), beber un solo refresco de 600 mililitros (20 onzas) al día puede ocasionar un aumento de peso de unos 12 kilos (25 libras) en un año.



Respecto a la falta de actividad física, un estudio efectuado por la Universidad de Glasgow (Escocia) descubrió que, por término medio, un niño de tres años realiza alguna actividad que implique ejercicio “de moderado a vigoroso” durante solo veinte minutos al día. El doctor James Hill, profesor de Pediatría y Medicina de la Universidad de Colorado, dijo respecto a ese estudio: “La naturaleza cada vez más sedentaria de los niños del Reino Unido no es algo excepcional. Se están observando situaciones similares en la mayoría de los países del mundo”.



La Solución

Los nutricionistas no recomiendan someter a los niños a dietas muy estrictas, ya que eso podría perjudicar su desarrollo y salud. En vez de eso, la Clínica Mayo recomienda: “Una de las estrategias más eficaces para combatir el exceso de peso en los niños consiste en mejorar la dieta y los niveles de ejercicio de toda la familia” (véase el recuadro adjunto).



Haga de los hábitos sanos una costumbre familiar, pues de ese modo logrará que sus hijos sigan teniendo esos hábitos cuando sean adultos.

¿Qué pueden hacer los padres?


Comprar y servir más frutas y vegetales que comidas rápidas o precocinadas.

Reducir el uso de refrescos, bebidas azucaradas y antojitos con mucha grasa y azúcar. En vez de eso, servir agua, leche baja en grasa y tentempiés saludables.

Utilizar métodos de cocina con poca grasa, como hornear, asar a la parrilla y cocer al vapor, en vez de freír.

Servir porciones más pequeñas.

Evitar que los niños vean la comida como un premio o incentivo.

No permitir que los niños se salten el desayuno, pues es probable que después coman de más.

Sentarse a la mesa para comer; hacerlo frente al televisor o a la pantalla de la computadora fomenta el consumo y reduce la sensación de saciedad.

Fomentar las actividades físicas como andar en bicicleta, jugar a la pelota y saltar la cuerda.

Reducir el tiempo que se pasa viendo la televisión, frente a la computadora o con los juegos de video.

Planificar actividades familiares en las que se haga más ejercicio, como ir al zoo, a nadar o a jugar en el parque.

Asignar tareas a sus hijos que conlleven mayor esfuerzo físico.

Poner un buen ejemplo respecto a la comida sana y el ejercicio.

Sources: The National Institutes of Health and the Mayo Clinic







jueves, 4 de febrero de 2010

Familia: Definición la concreción de un matrimonio


La familia era la unidad básica en la sociedad antigua y en la moderna lo continua siendo. Esta configurada como un gobierno: el padre ejerce la administración y es responsable ante Dios, mientras que la madre hacía las veces de subdirectora con autoridad sobre los hijos en el ámbito doméstico. además, La palabra griega correspondiente, pa·tri·á, también tiene un sentido amplio. Jehová que significa "el que hace que llegue a ser", o sea, Dios, es el originador de la familia. Es el Padre, y Aquel a quien ‘toda familia en la tierra debe su nombre’. (Ef 3:14, 15.).

Matrimonio: Definición el inicio de todo....


Definición: La unión de un hombre y una mujer para vivir juntos como esposo y esposa conforme a la norma de cada sociedad, y que por lo general para los cristianos, se expone en las escrituras biblicas. El matrimonio es una institución divina. Hace posible una relación íntima entre esposo y esposa, junto con una sensación de seguridad, porque hay un ambiente de amor y porque cada cónyuge ha hecho un compromiso personal. Jehová o Yavé, como se llama a Dios en la Biblia, estableció el matrimonio no solo para proveer al hombre una compañera íntima que sería complemento para él, sino también para que se produjeran más humanos y que esto se efectuara dentro de un arreglo de familia. Dondequiera que sea posible, se requiere que se registre legalmente una relación matrimonial que sea aceptable para la sociedad donde se lleve a efecto la unión.