viernes, 30 de octubre de 2015

¿Qué puedo hacer para dejar la bebida?



“Al día siguiente siempre me encontraba terriblemente mal, tanto en sentido emocional como espiritual.”—Bob.

“Tenía constantemente problemas en casa, en la escuela, con los amigos y con la ley.”—Jerome.

TANTO Bob como Jerome pagaron las consecuencias de tomar demasiado alcohol y con demasiada frecuencia. Ambos se hicieron adictos. Y aunque Bob finalmente logró dejar por completo la bebida, Jerome todavía está luchando con el alcoholismo.

En muchas partes del mundo, la adicción al alcohol es un problema creciente entre la juventud. Hay quienes calculan que tan solo en Estados Unidos tienen problemas serios con la bebida unos cinco millones de jóvenes. No obstante, si eres un joven cristiano, seguro que no has jugado con las bebidas alcohólicas, especialmente si en tu comunidad es ilegal que los adolescentes las beban. De todas formas, la siguiente información puede fortalecer tu resolución de ni siquiera iniciarte en la bebida, por lo menos hasta que seas mayor y sepas controlar lo que bebes. Y si, lamentablemente, ya estás enviciado con el alcohol, esperamos que lo que aquí se presenta te ayude a combatir el problema. Con un verdadero esfuerzo de tu parte y la ayuda de Jehová Dios, puedes dejar la bebida.

No te niegues a la realidad

El primer paso que debes dar, y el más difícil, es admitir la situación. Normalmente los alcohólicos se niegan a creer que tienen un problema con la bebida. ‘Yo sé controlarme’, alardea patéticamente el alcohólico. Fíjate, por ejemplo, en el caso del jovencito de quince años que dijo: “No tengo problemas con la bebida. Solo me tomo seis latas de cerveza en una noche”. Eso nos recuerda la descripción que hace la Biblia del hombre que “ha sido demasiado meloso para consigo mismo a sus propios ojos para descubrir su error de modo que lo odie”. (Salmo 36:2.)

Sí, negarse a la realidad es perjudicial. De modo que si tienes un problema con la bebida, debes admitir esa dolorosa verdad. No pases por alto a amigos, hermanos o padres que te dicen que bebes demasiado. El que te digan la verdad no los convierte en tus enemigos. (Compara con Gálatas 4:16.) Bob, el joven mencionado al principio, solía beber mucho los fines de semana. Un amigo le llamó la atención, pero él negó rotundamente que tuviera algún problema con la bebida y cortó la conversación. Sin embargo, ¿cómo afectaba la vida de Bob el alcohol? “Si no bebía, tenía los nervios destrozados, y cuando bebía, me descontrolaba —confiesa Bob—. Mi vida de familia y mi relación con Dios eran un desastre.”

En otra ocasión Bob por fin dejó de resistirse y confesó a su amigo que efectivamente ansiaba el alcohol. Una vez roto ese muro, pudo empezar a recuperarse.

Determínate a dejar la bebida

El profesor George Vaillant escribe que “el alcoholismo tiene [...] tratamiento, pero [...] se requiere una gran responsabilidad por parte del paciente”. Eso incluye que estés determinado a dejar la bebida. La falta de resolución puede suponer vivir —y morir— como un alcohólico. ¿Qué te puede ayudar a conseguir dicha determinación? Para ‘odiar lo que es malo’, debes centrar tu atención en los devastadores efectos del alcoholismo. (Salmo 97:10.)

Por ejemplo, podrías pensar detenidamente en el elevado precio en sentido físico, emocional y moral que tiene que pagar el alcohólico. Cuando una persona está dolida o se siente inútil, puede parecerle que una copa la sosegará por un tiempo. Pero, a la larga, la dependencia del alcohol solo sirve para crear más dificultades; se rompen las amistades y las relaciones familiares se hacen tensas. Además, como el alcohol reduce las inhibiciones, puede fácilmente ‘quitarte el buen motivo’ y llevarte a una conducta muy mala. (Oseas 4:11.)

Piensa también en el daño que causan a tu organismo dosis elevadas de alcohol, que envenenan gradualmente tus órganos vitales. Por eso la Biblia dice que los resultados de beber en exceso no son mucho más que ‘ayes, gemidos, riñas, lamentos y golpes’. (Proverbios 23:29, 30, Nueva Biblia Española.) ¿Existe algún placer temporal que merezca este precio?

También te puede ayudar el que te recuerdes a ti mismo que no necesitas alcohol para ser feliz. Tampoco necesitas un estímulo artificial para tener amor propio, buena salud, amigos leales y una familia amorosa. El éxito en estos campos de la vida proviene de aplicar los consejos de la Palabra de Dios. (Salmo 1:1-3.) En ella también se te da una esperanza para un futuro más prometedor: vida eterna sin dolores emocionales ni físicos. (Revelación 21:3, 4.) Dicha esperanza es una razón más para que te abstengas del alcohol. (Compara con 1 Corintios 6:9, 10.)
Busca ayuda

Normalmente, el que desees recuperarte no será suficiente. También necesitarás el apoyo y la ayuda de otros. “Mejores son dos que uno [...] —dijo el rey Salomón—. Pues si uno de ellos cae, el otro puede levantar a su socio.”

(Eclesiastés 4:9, 10.) Confiar en alguien que te ayude con tu problema no será fácil. Pero Katy, una alcohólica en vías de recuperación, aconseja: “Aprende a confiar en otros, especialmente en tu familia”. Sí, en la mayoría de los casos tus familiares están en la mejor posición para darte el amor y el apoyo que necesitas.

Es cierto que el ambiente familiar tal vez haya contribuido a tu enviciamiento con la bebida. Pero si a tus padres se les informara de lo que te pasa, ¿no es posible que viesen la necesidad de hacer algo para que mejore la situación en casa? Entonces, ¿por qué no tratas de abordarles y decirles que tienes un grave problema? No les eches a ellos toda la culpa; pídeles, más bien, que te ayuden y te apoyen. Si eres franco y honrado al hablar con ellos, contribuirás a que tu familia esté ‘unida armoniosamente’, tal como lo está la casa de Dios. (Efesios 4:16.) De esta forma todos los miembros de la familia podrán cooperar para conseguir que te recuperes.

Si no puedes contar con el apoyo de tu familia, otros pueden ayudarte. (Proverbios 17:17.) Un anciano cristiano le ofreció a Bob su amistad y se reunió con él todas las semanas durante varios meses para seguir de cerca su progreso. Bob dice: “Su interés y preocupación por mí me dieron el amor propio que necesitaba para dejar mi vicio”. (Santiago 5:13, 14.)
Sobre todo, debes reconocer que necesitas la ayuda de Jehová Dios. Recurre a él para que te dé fuerzas. Sí, con su ayuda “los quebrantados de corazón” pueden experimentar personalmente que Jehová está ‘sanando y vendando sus partes doloridas’. (Salmo 147:3; ve también Salmo 145:14.)
Busca nuevos amigos

Una encuesta efectuada en Nueva Zelanda demostró que los amigos influyen muchísimo en los jóvenes que abusan del alcohol. Por consiguiente, si andas con bebedores, te resultará difícil dejar la bebida. La Biblia exhorta: “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso”. (Proverbios 23:20.) Cultiva nuevas amistades, amistades sanas. Tan cierto es que “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”, como que los buenos compañeros constituyen una influencia positiva. (1 Corintios 15:33.)

Kim descubrió que efectivamente era así. “No fue fácil —admite—, pero tenía que cambiar de amistades [...]. No quería estar donde hubiera alcohol o drogas.” Hay que admitir que puede ser difícil encontrar amigos que no beben. Pero descubrirás que los testigos de Jehová jóvenes que son ejemplares no beben si va contra la ley. Tampoco recurren al alcohol para divertirse o como vía de escape. Estos jóvenes pueden estimular —no entorpecer— tus esfuerzos por ‘desnudarte de la vieja personalidad con sus prácticas’. (Colosenses 3:9.)
Puedes dejar la bebida

Vivir sin alcohol será una continua batalla para ti. La abstinencia a veces se te hará muy difícil. “Todavía siento grandes impulsos [de beber] —admitió Ana—, especialmente cuando me siento disgustada, frustrada, deprimida o dolida.” De modo que no es raro que un alcohólico en vías de recuperación sufra una recaída, y, como consecuencia, le sobrevengan terribles sentimientos de culpa. Si eso sucediera, recuerda que “todos tropezamos muchas veces”. (Santiago 3:2.) Recuerda también que Jehová es un Dios misericordioso que comprende tus debilidades. (Salmo 103:14.)

Muchos se han beneficiado de la ayuda de médicos y consejeros especializados en el alcoholismo. Algunos expertos creen que hasta que no se deja el alcohol, cualquier cosa que se haga en otros campos con miras a la recuperación no tendrá buenos resultados. Por esta y otras razones, hay quienes recomiendan que los alcohólicos se sometan a un programa de desintoxicación en un hospital o una clínica.

miércoles, 7 de octubre de 2015

¿Qué hacer para adelgazar y bajar de peso?



  • Largos períodos de tiempo sin ingerir alimentos no es recomendable, por ello se recomienda comer al menos 5 veces al día, pero porciones pequeñas que no excedan el total de calorías diarias recomendadas por tu nutricionista. Esto ayuda a incrementar el metabolismo y te permitirá quemar grasa más rápidamente.
  • Haz ejercicio al menos 4 veces a la semana un mínimo de 30 minutos por sesión. Consulta con tu médico ya que él te guiará mejor de acuerdo a tu estado de salud y condición física.
  • Consume alimentos bajos en sodio limitando el consumo de sal. Aproximadamente el 70% de nuestro peso corporal es agua, por lo tanto el consumir alimentos con alto contenido en sodio hace que retengamos más líquidos y aumentemos de peso.
  • Ingiere al menos de 2.5 a 3 litros de agua por día limitando el consumo de bebidas gaseosas y azucaradas. Esto ayuda a la eliminación de toxinas de nuestro cuerpo.
  • Evita al máximo consumir alimentos antes de dormir y mucho menos con alto contenido de grasa, carbohidratos y azúcares.
  • Recuerda que el cuerpo es una máquina perfecta y no requiere de grandes cantidades de alimento para funcionar.
  • Consume fruta preferiblemente cruda y fresca con el estómago vacío y no la combines con ningún otro alimento. Espera al menos de 20 a 30 minutos antes de ingerir cualquier otro tipo de alimento.