sábado, 8 de mayo de 2010

La Depresión ¿Cómo superar sus sintomas?. Tipos de depresión









Síntomas de la depresión

“CUANDO tenía 12 años, desperté una mañana y me senté al borde de la cama preguntándome si iba a morir ese día.” James, que para ese entonces ya padecía depresión mayor, o grave, cuenta treinta años después: “He luchado con esta enfermedad emocional y mental todos los días de mi vida”. Durante su juventud experimentó sentimientos de inutilidad tan intensos que rompió todas las fotos de su infancia. “Creía que no servía de nada guardar recuerdos míos”, confiesa.

Como todos nos hemos sentido tristes de vez en cuando, pudiéramos pensar que sabemos lo que es estar deprimido. Pero ¿qué síntomas produce la depresión clínica?

Un trastorno cruel

La depresión clínica es más que un simple arrebato de tristeza melancólica, se trata de un grave trastorno que a menudo interfiere en el desempeño de las actividades cotidianas.

Por ejemplo, Álvaro lleva más de cuarenta años sufriendo “temor, confusión mental, angustia y una profunda tristeza”. Nos cuenta: “La depresión hacía que las opiniones de los demás me afectaran mucho. Siempre me echaba la culpa de todo lo que salía mal”. Para él, la depresión es “sentir un dolor terrible sin saber dónde, un gran temor sin saber por qué y, lo peor de todo, no tener ningún deseo de hablar de ello”. En la actualidad se siente mejor, y conoce la causa de sus síntomas. Dice: “Me consuela saber que otros están pasando por lo mismo que yo”.

María, una brasileña de 49 años, sufría de depresión con síntomas de insomnio, dolor, irritabilidad y “una infinita tristeza”. Cuando se le diagnosticó, se sintió aliviada porque al fin había descubierto el origen de su tormento. “Pero entonces me preocupé mucho —explica—, porque pocos entienden esta enfermedad y se mira mal a quienes la padecen.”

“Sin ninguna razón aparente”

Aunque a veces la depresión tiene una causa obvia, a menudo se infiltra en la vida de la persona sin previo aviso. “Un nubarrón de tristeza ensombrece de pronto tu existencia sin ninguna razón aparente —comenta Richard, de Sudáfrica—. No se ha muerto ningún conocido ni ha sucedido ninguna desgracia, pero el desánimo y la apatía se apoderan de uno. Y lo malo es que no hay nada que se lleve ese nubarrón. Te sumes en la desesperación y no sabes por qué.”

La depresión no es ninguna deshonra. Pero Ana, que también vive en Brasil, se sintió abochornada cuando le diagnosticaron depresión. “La verdad es que ya han pasado ocho años y todavía me avergüenzo de mí misma”, admite. Lo que más le cuesta dominar es la angustia emocional. “A veces —explica—, es tanto el sufrimiento que me duelen todos los músculos.” En tales ocasiones le resulta casi imposible levantarse de la cama. Y luego están los ataques de llanto. Ella dice: “Sollozo con tanta intensidad y quedo tan extenuada que me parece que no me circula la sangre”.

La Biblia reconoce que uno puede deprimirse hasta un grado peligroso. Por ejemplo, el apóstol Pablo temió que cierto hombre pudiera ser “tragado por hallarse demasiado triste” o se hundiera “en una excesiva depresión” (2 Corintios 2:7; Comentario al Nuevo Testamento, de William Barclay). Algunas personas deprimidas se sienten tan angustiadas que preferirían dejar de existir; llegan a pensar como el profeta Jonás, que escribió: “Mejor es mi morir que mi estar vivo” (Jonás 4:3).

Entonces, ¿qué pueden hacer los que sufren depresión para tratar y sobrellevar esta penosa enfermedad?



Opciones útiles

Existen varios tratamientos para la depresión, según la gravedad y los síntomas de cada caso. El médico de cabecera puede ser de gran ayuda, aunque a veces hará falta acudir a un especialista. Es posible que se recete un antidepresivo u otro tipo de tratamiento. Hay quienes han obtenido buenos resultados con la fitoterapia (medicina herbaria), siguiendo cierta dieta o realizando un programa de ejercicios supervisado.

Situaciones comunes

1. Amigos bienintencionados con poca o ninguna preparación médica pudieran decirle al enfermo qué tratamiento debería aceptar o rechazar. Es posible que tengan opiniones muy definidas a favor de la fitoterapia, de ciertos medicamentos o que se opongan a todo tipo de tratamiento.

Sugerencia: No acepte cualquier consejo. Recurra a fuentes confiables para informarse bien y tome una decisión razonada.

2. El desánimo lleva a algunos pacientes a descontinuar el tratamiento por los efectos secundarios que produce o porque les parece que no se recuperan.

Sugerencia: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro” (Proverbios 15:22). De este consejo se desprende que si usted mantiene una buena comunicación con su médico, es más probable que obtenga resultados favorables. Por tanto, cuéntele con franqueza lo que le preocupa y los síntomas que tiene, y pregúntele si necesita modificar el tratamiento o simplemente seguirlo un poco más de tiempo.

3. El exceso de confianza hace que algunos pacientes interrumpan su tratamiento a las pocas semanas de empezarlo porque se sienten mejor. Olvidan lo mal que se encontraban antes de medicarse.

Sugerencia: No deje la medicación de golpe, pues podría sufrir consecuencias graves e incluso mortales. Siempre consulte a su médico.

Aunque la Biblia no es un libro de medicina, su Autor, Jehová Dios, es nuestro Creador, y como tal, puede ofrecer consuelo y guía a los que sufren depresión y a quienes los atienden.



Cada quien debe evaluar con cuidado sus opciones antes de decidir cuál seguirá.



TIPOS DE DEPRESIÓN

Para que un tratamiento médico sea eficaz, se ha de tener presente el tipo de depresión.

▪ La depresión mayor, o grave, tiene síntomas agudos que pueden durar seis meses o más si no se tratan e interferir en casi todos los aspectos de la vida del paciente.

▪ El trastorno bipolar se conoce también como depresión maníaca. Quienes lo padecen experimentan emociones extremas que oscilan entre períodos prolongados de intensa hiperactividad (manía) y abrumadores bajones (depresión) (véase el artículo “Vivir con un trastorno del ánimo”, en el número del 8 de enero de 2004 de esta revista).

▪ La distimia es un tipo de depresión más leve; con todo, sus síntomas interfieren en la vida normal del paciente. Hay quienes también experimentan períodos intermitentes de depresión grave.

▪ La depresión posparto es un estado emocional debilitante que afecta a muchas madres después de dar a luz (véase el artículo “¿Qué es la depresión posparto?”, en el número del 8 de junio de 2003 de esta revista).

▪ El trastorno afectivo estacional se presenta como resultado de la falta de luz solar durante el otoño y el invierno. Suele desaparecer en la primavera y el verano.

Problemas de Aprendizaje en los niños ¿Qué hacer?










Steven no lee bien. Cuando le toca leer delante de la clase, le da dolor de barriga.

A pesar de la ayuda de su maestra, María escribe con dificultad, y le lleva horas acabar los deberes.

Noah repasa la lección muchas veces, pero como no logra aprendérsela, saca malas notas.

STEVEN, María y Noah tienen problemas de aprendizaje. Entre este tipo de trastornos, uno de los más comunes es el que dificulta la lectura y comprensión del lenguaje escrito. Por ejemplo, quienes sufren dislexia tienden a confundir letras similares. Otros problemas son la disgrafía (relacionada con la escritura) y la discalculia (que tiene que ver con los números). No obstante, cabe decir que la mayoría de los niños afectados poseen una inteligencia promedio o superior a la normal.

Algunos síntomas característicos de los problemas de aprendizaje son los siguientes: retraso en aprender a hablar, dificultad para rimar palabras, pronunciación incorrecta, habla infantil, dificultad para reconocer letras y cifras, incapacidad para pronunciar ciertas letras en palabras fáciles, confusión entre palabras parecidas y dificultad para seguir instrucciones.

Qué hacer

¿Qué puede hacer un padre si su hijo parece tener un problema de aprendizaje? Antes que nada, llévelo al médico para asegurarse de que ve y oye bien. Luego, busque la opinión de un pediatra. Si su hijo tiene problemas de aprendizaje, necesitará todo su apoyo. Y recuerde que la inteligencia del pequeño no está poniéndose en duda.

Aproveche los programas especiales que le ofrezca la escuela, como la atención individualizada. Pida la colaboración de los maestros para que, por ejemplo, el niño se siente en las filas delanteras y le concedan más tiempo para terminar los trabajos de la clase. Sería bueno que el profesor le diera las instrucciones por escrito y de palabra, y que le hiciera los exámenes oralmente. Los niños con estos problemas son olvidadizos y desorganizados, así que no vendría mal tener un segundo juego de libros en casa. Si es posible, también podrían disponer, sea en clase o en casa, de un procesador de textos con corrector ortográfico para hacer los trabajos.

Es muy conveniente que el niño disléxico lea en voz alta, de modo que siéntese a leer con su hijo un ratito al día, así podrá aconsejarlo y corregirlo. Lea usted primero y permita que él siga la lectura. Luego, lean el mismo texto a la vez. Acto seguido, pídale que lo lea él solo y que utilice una regla al pie de la línea que va leyendo. Si encuentra palabras difíciles, que las marque con un rotulador. No le tomará más de quince minutos.

Los números pueden practicarse, por ejemplo, midiendo las cantidades de una receta de cocina, usando un metro en trabajos manuales o yendo de compras. Las hojas cuadriculadas y los dibujos pueden servirle a la hora de resolver problemas matemáticos. En cuanto a la caligrafía, pruebe con papel de renglones amplios y lápices gruesos. Puede valerse de una pizarra con letras magnéticas para enseñarle a deletrear.

Hay también buenas estrategias para trabajar con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención. Antes de hablarle a un niño con este problema, pídale que le mire a los ojos. Asegúrese de que tenga un lugar tranquilo para hacer sus deberes y déjelo descansar a menudo. Canalice su hiperactividad mandándole tareas activas, como sacar a pasear al perro.

Se puede salir adelante

Fomente los puntos fuertes del niño, como cualquier destreza o talento que posea. Elogie y premie todo logro conseguido, por insignificante que parezca. Divida los trabajos en etapas pequeñas, de manera que el niño pueda ir alcanzándolas progresivamente. Así aumentará su autoestima. Dibuje los pasos que debe seguir para realizar su tarea.

El objetivo principal es que su hijo domine los conceptos básicos de la lectura, la escritura y las matemáticas. Tenga la seguridad de que con la motivación y la ayuda necesarias, su hijo puede aprender, aunque tenga que hacerlo con métodos alternativos y le lleve más tiempo.



Los problemas de aprendizaje suelen asociarse con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención, caracterizado por conducta impulsiva e hiperactiva y dificultad de concentración
Utilizaremos el género masculino porque los varones son tres veces más propensos a padecer dislexia e hiperactividad.